Tema 6 - Diario

Tema 6 de la materia As Linguas Estranxeiras no Contexto Español e Internacional.

Esta entrada es un comentario del contenido del Tema 6, As Programacións Didácticas Vixentes, con Gonzalo. Para ver una reflexión sobre el desarrollo y actividades de este tema, ¡pincha aquí!

La relativización

Lo que más me gustó de este tema es, sin lugar a dudas, la relativización.
Ese primer acercamiento con el debate piramidal, con esa pregunta tan ambígua… ¿cuáles son los puntos más importantes de una programación?

Depende. Todo es importante. Mi atención se centró en un primer momento, en el último punto de la lista. Me activó inmediatamente pensar en los mecanismos de revisión de la programación y decirme a mí mismo: “la mejor programación no necesita ser revisada o modificada y, si acaso, evaluarla puede servir para que sirva como ejemplo para otras. Pero esto no la hace mejor o peor en su aplicación, así que este mecanismo es irrelevante a la hora de decir si una programación es mejor o peor. Por otro lado, como nunca se puede saber a ciencia cierta si una programación será o no perfecta (más bien se puede saber a ciencia cierta que no lo será), elaborar un mecanismo de revisión y modificación aplicable con inmediatez puede ser la pieza que asegure el éxisto de cualquier programación.”
De lo menos importante a lo más importante, y esto solo en los primeros minutos. Y si ya debatía yo solo, en mi cabeza, el aula era bullicio. Cada cual tenía su visión personal y veía algo importantísimo que los demás, en principio, no.

Alguien decía que lo más importante era la contextualización, porque es la base sobre la que debe formarse todo lo demás, y hasta lo más prescriptivo debe adaptarse a esa base inalterable.
Y no le falta razón.

Alguien más decía que la metodología preferente determina la organización de todo el curso, la temporalización, el tipo de actividades, los recursos, etc.
Y no le falta razón.

Incluso hay quien decía que lo  más importante eran en realidad los recursos, porque si estableces cuáles son las herramientas disponibles, limitas o, dicho de otro modo, defines cómo se desarrollarán las clases, la metodología.
Y tampoco le falta razón.

La conclusión de esta primera parte del tema es la que trascendió y la que permite tener una percepción crítica de las siguientes, objetivamente más completas: el análisis de una programación didáctica real y una actividad de elaboración de un objetivo.
Dicha conclusión se resume en que lo que más debe preocupar a quien elabore la programación son precisamente aquellos puntos en los que tiene más libertad para tomar decisiones. Ya en temas anteriores hablábamos de los límites de competencias que tiene cada institución, y entendemos que algunas de estas partes deben mantenerse más que otras.

Profesor… ¿especialista?

Esta es, por cierto, una idea que se resulta obvia en casi todas las tareas en los últimos años, pero no tanto en la enseñanza: la especialización del conocimiento. Así como en muchas disciplinas un generalista es casi sinónimo de pringao (sin ánimo de ofender), en materia educativa casi parece que se exija que un profesor sea de todo. Hoy en día, como en el resto de disciplinas, el profesional debe ser especialista, y por lo tanto, un profesor debería responsabilizarse de cumplir con su cometido de manera, como mínimo, satisfactoria, mientras que otros, como los pedagogos, deben cumplir con el suyo de la misma manera.
Y ojo, que con esto no quiero decir que sea malo saber más. Solo que el dicho de que quien mucho abarca poco aprieta tiene razón de ser, y a lo mejor se debería hacer más hincapié en establecer límites a las responsabilidades del profesor, para facilitar la comprension del cometido de los profesores, tanto para que puedan organizarse mejor en su entorno como para aliviar la presión a la que se ven sometidos muchos, a los que se les exijen, desde la sociedad, labores que no siempre les pertenecen.

La buena programación

Creo que estos puntos son clave para elaborar una buena programación. Conocer el alcance potencial de la labor docente, por un lado y, por otro, la importancia relativa de cada elemento de la programación, por separado y en conjunto.
Son estas valoraciones relativas las que permiten elaborar una programación que prevea múltiples situaciones, y las que permiten, como en la tercera actividad, establecer objetivos completos y complejos, relacionados con todo lo demás: competencias, actividades, recursos y temporalización, instrumentos y criterios de evaluación, mínimos exigibles… etc.
Como punto final, me gustaría resaltar una coincidencia, que es que para este tema en el que para mí primó esa relativización de la información, hayamos tenido que relativizar el tema al trabajar los contenidos desde tres enfoques totalmente diferentes, cada cual mostrándonos aspectos muy diferentes de lo mismo.

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