Generalizar en el MCER (Tema 4)
Este tema es, en cierto modo, la continuación del anterior.
Así como en la entrada anterior hablaba de qué representaba el MCER para el alumnado
y el profesorado, en este expondré mis impresiones sobre la organización de
competencias del MCER en relación con lo que más bombo dio durante la clase:
la generalización y los estereotipos.
Siempre digo que generalizar es bueno, siempre teniendo en cuenta la gran medida en que se puede diferenciar cada caso particular de la tendencia general. La adquisicón de las competencias generales que se contemplan en el MCER son lo que permite comprender que los clichés son solo una ínfima parte de una cultura, lo que impide a la persona culta prejuiciar. Dicho de otro modo, prejuiciar no es más que una demostración de que estas competencias no se han adquirido, perder la perspectiva ante la complejidad de la realidad.
Diversidad
Una de las primeras cosas que encontramos, muy acertadamente,
es la siguiente cita:
“The CEFR scales are intended to be used to profile ability. It is unlikely that all users who are globally ‘B1’ are capable of doing exactly what is defined at B1 on all CEFR descriptor scales... It is far more likely that people whose overall level is at B1 will in fact be A2 or A2+ in relation to some activities and B1+ or even B2 in relation to others, depending upon their personal profile of general competences, in turn dependent on age, experience, etc.” (Companion Volume...)
Este párrafo demuestra la necesidad de generalizar. Como
marco de referencia, debe ser útil para usuarios diversos, mediante un texto
único. Así como en una EOI muchos de los estudiantes que se incorporen
directamente en cursos medios o avanzados tendrán competencias dispares, los estudiantes de escuelas e institutos públicos tendrían, en principio, las
competencias adquiridas en los cursos anteriores, homogéneos. Irónicamente, en
una EOI la evaluación será rígida para todos los alumnos mientras que en la
escuela puede ser mucho más flexible.
Entiendo esta diferencia según una justificación monetaria, donde el factor clave es el
objetivo último de cada institución: la EOI expide un certificado de
competencia (previo pago), por lo que se entiende que para ello se deben
cumplir unos criterios homologados.
En la escuela no se obtiene dicho certificado (se obtiene el graduado, mucho
más importante pero gratis), por lo
que la evaluación puede ser mucho más flexible.
En ambos casos resulta obvio que cada estudiante tiene necesidades diferentes, es decir, tienen competencias generales dispares que afectan a su aprendizaje. El MCER contempla estas competencias, como la competencia existencial o saber ser,
a las que no se prestaba atención antiguamente, y que dependen más de la
experiencia y capacidades personales de cada alumno que de lo que hayan aprendido (a priori) en un aula.
Competencias
Para exponer estas diferencias, el MCER ofrece descripciones
detalladas de las competencias generales que se deben tener en cuenta al
aprender una lengua.
Las competencias que más me llamaron la atención fueron las
de saber ser y saber aprender, que siempre entendí como dependientes de cada
uno y que determinaban la aptitud del estudiante para aprender según qué cosas.
Estas competencias, de enseñarse con más normalidad, facilitarían, estoy seguro,
el aprendizaje a más de uno.
Sin embargo, el MCER se centra más en las competencias
comunicativas para las cuales, además de descripciones, ofrece escalas en las
que describe cada competencia meticulosamente en función de los 6 grados de
competencia (A1-C2). Así, si quisiese, uno podría desglosar su grado de
competencia lingüística a todos los niveles competenciales por separado.
Por otro lado, me gustaría que en el futuro existieran escalas
también para las generales, siempre que el MCER siga siendo una herramienta de
consulta no prescriptiva. Tiempo al tiempo.
Generalizar los clichés
Desde hace mucho tiempo, por ser de letras y por haber viajado,
los encuentros con los clichés casi siempre fueron negativos.
Es decir, uno se cansa de decir que casi nadie sabe bailar sevillanas, que a la
mayoría no nos gustan los toros, que en China se come muy bien, etc.
Por otro lado, siempre digo que en Galicia se come muy bien,
me gusta dar a conocer la música folclórica de Galicia y siempre invito a quien
pueda interesarle a practicar taichí, sin pensar que esto también son clichés.
A veces parece que los clichés se deben evitar, pero son una
herramienta muy útil para sentar una base sobre la que partir hacia
conocimientos más precisos. En vez de suspirar cuando nos digan “¡toro! ¡toro!”
mientras bailan sevillanas, podemos aprovechar para hablar de regiones y otros clichés, o historias.
Incluso cuando el cliché es falso, no deja de ser una representación de cómo nos ven los demás, parte de esa historia única de la que hablaba
Chimimanda Adichi en su Ted Talk, lo
general, y al mismo tiempo lo particular, una expresión aislada de algo
mucho mayor.
Siempre digo que generalizar es bueno, siempre teniendo en cuenta la gran medida en que se puede diferenciar cada caso particular de la tendencia general. La adquisicón de las competencias generales que se contemplan en el MCER son lo que permite comprender que los clichés son solo una ínfima parte de una cultura, lo que impide a la persona culta prejuiciar. Dicho de otro modo, prejuiciar no es más que una demostración de que estas competencias no se han adquirido, perder la perspectiva ante la complejidad de la realidad.
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