El problema del profesor (Tema 3)
En mi entrada anterior hablé del protagonismo de las
competencias generales y comunicativas en el MCER. Como de costumbre, esta
nueva entrada tiene en cuenta lo expuesto en la anterior. Pero en este caso, la
mención es breve, ya que no se centra en el MCER sino en la relación entre
autoridades educativas, docentes y discentes y, en particular, en las
metodologías existentes.
El meollo
Así como el MCER recoge multitud de competencias y recursos,
también ofrece algunas opciones
metodológicas en función de competencias y objetivos. Aunque no explicita
ningún método en particular, nosotros sí hemos repasado unos cuantos en clase.
Pero lo interesante es por qué es necesaria la variedad metodológica.
La inmensa variedad de competencias que que influyen en el
aprendizaje, y cuyo desarrollo constituye los objetivos del aprendizaje, requiere
de una aproximación realmente compleja. Además, la también compleja estructura
administrativa en materia educativa hace que la aplicación de las diferentes
metodologías sea, otra vez más, compleja.
Las piezas
En todo este meollo juegan muchas piezas:
Las autoridades educativas: establecen los objetivos que el
docente debe tener en cuenta para planificar la enseñanza dentro de la
legalidad.
Los autores de manuales y responsables de diseño de cursos:
desarrollan actividades y contenidos de manera pormenorizada, los cuales pueden
facilitar muchísimo la labor del profesor, al precio de limitar su creatividad.
Los usuarios: los centros con sus directores,
administrativos, consejos escolares, etc. con los que se debe relacionar el profesor
y generan otros límites como el PEC o
PL.
Los alumnos: como ya había expuesto en la entrada anterior,
la diversidad entre cada estudiante, incluso sin la presencia de estudiantes
con necesidades especiales, puede ser tal que haga necesaria (o al menos,
recomendable) la puesta en práctica de ciertas metodologías.
Uno mismo: el propio profesor es humano y, como tal, tiene
una personalidad, experiencia y referencias que determinarán ciertas tendencias
metodológicas. Además, sus capacidades pueden ser más o menos aptas para poner
en práctica ciertas metodologías.
Los objetivos: en un plano más particular, aunque los
objetivos ya estén determinados previamente, las diferentes metodologías pueden
ser más o menos aptas para trabajar según qué objetivo.
La interlengua
La interlengua es un concepto que me sorprendió por obvio. La
interlengua se puede definir como la lengua mal hablada, pero que cumple con
la función comunicativa esperada. Solo con vivir aprende uno que de los errores
se aprende, y el concepto de interlengua lo deja patente. Aprender una lengua
implica muchos, pero que muchos, muchos errores.
Errores o faltas. La distinción existe y refuerza el
concepto de interlengua. Un error es inevitable, porque el proceso de
aprendizaje aún no está lo suficientemente avanzado como para evitarlo. Por
ello se habla de falta cuando sí es evitable. Digamos que distinguir entre
falta y error ayuda a situar el momento de aprendizaje del alumno.
Recuerda al andamiaje,
y es interesante por ser a la vez una herramienta y un producto; por
representar lo que se debe dejar atrás y ser en sí misma un objetivo; por ser
inevitable; por ser tan útil al describir métodos.
El método
El método de gramática-traducción es el que investigué, en
grupo, en clase. Este método se
caracteriza por centrarse en la lengua escrita, comprender y traducir textos y memorizar listas de vocabulario. Es un método bastante tradicional y la interlengua equivale al fracaso.
Tiene una base teórica en la que el profesor explica (en su lengua 1) lo necesario para evitar los errores al utilizar la lengua 2.
Si bien se podrían admitir errores en un texto mientras se practica alguna estructura en particular, esta parece una situación excepcional ya que lo que interesa es que la traducción sea lo más correcta posible.
Además, según esta metodología, la lengua se entiende como una estructura lógica bastante rígida, por lo que las frases hechas pueden ser... confusas (kill me lorry!).Tiene una base teórica en la que el profesor explica (en su lengua 1) lo necesario para evitar los errores al utilizar la lengua 2.
Si bien se podrían admitir errores en un texto mientras se practica alguna estructura en particular, esta parece una situación excepcional ya que lo que interesa es que la traducción sea lo más correcta posible.
Así, esta metodología tiene muchos aspectos que criticar, ya que ignora y hasta entorpece el desarrollo de muchísimas competencias. Sin embargo, tiene aspectos que podrían ser beneficiosos para según qué competencias. Por ejemplo, comprender algunas estructuras gramaticales o sintácticas.
El problema
Con este panorama, el profesor es quien tiene que elegir la metodología, o las metodologías. El problema, en mi opinión, es la economía. No sé si por obvio o por poco práctico, ni en clase (donde hubo alguna mención), ni mucho menos mientras analizábamos los diferentes métodos de enseñanza, se le dio importancia a la posibilidad de combinar metodologías.Digamos que cada organización educativa se adscribe a una y hasta la usan como propaganda, la adopta como símbolo de identidad.
El problema, para el profesor responsable, es encontrar la manera de diseñar sus clases de forma óptima teniendo en cuenta a sus estudiantes y a los objetivos, y todo lo demás, combinando de forma efectiva, y sin consumir demasiados recursos ni abrumar a los estudiantes, las diferentes metodologías con sus diferentes beneficios.
Quizás llegue pronto el día en que editen libros que faciliten la labor y tengan en cuenta el abanico de posibilidades metodológicas que existen hoy en día.
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